La mano derecha de Edgardo

por **ktakzoQmanes** Dom 12 Dic 2010, 7:07 pm

Aunque el entrevistado se hallaba en el lugar más remoto de la cueva del Magallanes en el estadio José Bernardo Pérez de Valencia, todo aquel que entraba o salía del vestuario, se acercaba a saludarlo. Algunos, hasta la bendición le pidieron.

Desde la estrella del equipo, Richard Hidalgo, hasta el novato José Altuve.

"Diles que ya voy para allá", le respondió "Tony" a uno de los muchachos que atiende los más dispares deseos de los peloteros de los Navegantes, como comprar una arepa con queso amarillo en la periferia del parque, o entregarle una entrada para el juego a un familiar. "Me tienen una torta allá adentro", se excusó con el respaldo de su alegre sonrisa. "Pero no se preocupe. Primero terminaré de hablar con usted".

La manifiesta popularidad de la que goza, y el afecto que le profesan en el Magallanes, son genuinos. Quizás entre otras razones, porque no hace espavientos de su origen. En realidad, su nombre no es Tony Alfonzo. Se llama Daniel Antonio Cervantes y es hijo de Antonio Cervantes Kid Pambelé, el pugilista colombiano que hizo carrera profesional en Venezuela y que se convirtió en campeón mundial de la categoría welter junior, una corona que ostentó en dos ocasiones entre 1972 y 1980.

"No es así en realidad, pero estoy aquí por mi papá", asegura Daniel Antonio, el mayor de los cuatro hijos que Kid Pambelé tuvo aquí con Rosa Amelia Bastardo. "Mi papá no tuvo a nadie que lo ayudara. Sus amigos sólo estaban con él para consumir drogas y licor. Para sacarle dinero. Por eso de alguna manera, lo que hago aquí es una forma de desquitarme con la vida que tuvo, y que hoy todavía le pasa factura".

Las puertas del vestuario del Magallanes se las abrió a Daniel Antonio, Edgardo Alfonzo, una de las figuras más emblemáticas del Magallanes en los últimos quince años. "Primero que todo, soy su amigo. Amigo de toda la familia Alfonzo. Pero estoy más cerca de Edgardo porque tenemos la misma edad. Nos conocimos en los Valles del Tuy, cuando ambos vivíamos por allá. Pero se puede decir que soy su asistente. Estoy pendiente de su hidratación. De sus cosas personales. De sus guantines y de sus bates. Míralo, tiene 37 años y todavía está activo pese a las lesiones que lo han afectado".

Los recuerdos que tiene Daniel Antonio del Kid Pambelé, monarca del mundo, tienden a perderse en la fragilidad de la memoria infantil. Cuando nació en Caracas el 29 de noviembre de 1973, ya su padre era el número uno luego de destronar en octubre de 1972 al panameño Alfonso "Papermint" Frazer.

"Primero vivimos en Gramoven", recuerda. "Después vivimos en el pent house del edificio City Park en la avenida Páez, en El Paraíso. Muy cerca de donde está el estadio Brígido Iriarte. Después, cuando comenzaron los problemas, mi mamá nos mudó a Cartagena de Indias donde vivimos durante cuatro años. De allá regresamos a Caracas, a Caricuao. Y de Caricuao a Santa Teresa del Tuy donde conocí a Edgardo y a sus hermanos Edgar y Robert".

Con el tiempo, la relación con el veterano toletero derecho se hizo extensiva al resto del equipo Magallanes. Daniel Antonio se permite hacerles sugerencias técnicas relacionados con el desempeño en el terreno de juego. Sin embargo, es su apoyo mental es el más apreciado. Un refuerzo que asume con la Biblia entre sus manos.

"Un día mientras vivíamos en Colombia, mi papá estuvo más agresivo que nunca. Le pegó a mi mamá", recuerda. "Al rato se le pasaba, pero enseguida volvía a maltratarnos. Dios mío, qué es esto, me preguntaba. ¿Qué está pasando aquí? Aquello era un infierno. Entonces me dije, bueno, ya estoy aquí. Tengo que batallar. Dios mío, tú estás conmigo. ¡Dame fuerza, mi señor! A partir de ese momento, soy cristiano practicante. Si mi papá hubiese contado con ese recurso, hoy sería otro hombre. Y no crea que no estoy pendiente de él. Antes de morir en 2002, mi madre nos enseñó a respetarlo y a quererlo a pesar de todo. Vive en Cartagena y nos comunicamos por teléfono con frecuencia. Allá mucha gente está pendiente de él. Sigue siendo una celebridad. Shakira. Juan Pablo Montoya, y sobretodo, Carlos Vives, lo vigilan".

Sin embargo, Daniel Antonio prefiere convertirse nuevamente en "Tony Alfonzo". En definitiva, allí esta su verdadera esencia de la que dan fe varios de los managers del Magallanes, que no tienen reparos en preguntarle por lo que pudiera estar ocurriendo con cualquier pelotero.

"Dios me ha bendecido, llegué a donde quería llegar", asegura.

"Esto es lo que me gusta. Este ambiente. El beisbol. Ya estuve en una Serie Mundial. Conocí a Barry Bonds y a Mike Piazza, que me los presentó Edgardo. Y mi hijo, Daniel Antonio Junior, no pasará por lo que yo pasé con mi papá. Pero disculpe, señor Humberto. Si quiere seguimos hablando, pero déjeme ir con esta gente que me quiere cantar cumpleaños".

Adelante, "Tony Alfonzo".