Baby Luis. Boxeador cubano

La verdad es que no conocia a este boxeador profesional cubano de los años 60 y supe de el solo leyendo uno de esos articulos tìpicos de Andrés Pascual. Segun Pascual este hombre desperdició su carrera por meterse en problemas con la delincuencia. Su record mirando en boxrec no es muy bueno especialmente sus ultimas peleas, pero mirándolo boxear me sorprendi muchisimo. Un tremendo boxeador, dominador de practicamente todos los conceptos tecnicos del boxeo, con un estilo de boxeo más contemporaneo, me recuerda mucho por su estilo, aunque en otra division de peso, al boricua Wilfredo Benitez. Quizás pudiera señalarle alguna falta de velocidad de manos, y que podria aprovechar mejor su alcance, pero solo me puedo guiar por una pelea de èl que aparece en youtube.
Y es nada menos que frente a Vicente Saldivar. Lo curioso es que Baby Luis gana esta pelea por Descalificacion, al parecer por cabezazos intencionales de Saldivar en el 6to pero no se ve que el arbitro le hiciera ninguna amonestacion previa a Saldivar. La pelea estaba siendo muy buena y en ese 6to round Saldivar parecia ir levantando presión aunque para mi venia perdiendo la pelea frente al cubano. En el min 4.30 del video Baby Luis tumba a Saldivar.
En cuba y solo en su 5ta pelea como profesional combatió a 10 asaltos con José Legrá, y le ganó por decisión unánime. Por cierto, Baby Luis es tio de un estelar del boxeo cubano, Candelario Duvergel.

Aqui para que vean esa pelea con Vicente Saldivar

Baby Luis después de este combate perdió con Howard Winstone, un buen boxeador de la época al que precisamente Legrá le ganó para convertirse en campeón mundial. Ya en ese momento Legrá no debía ser el mismo que perdió en Cuba con Baby Luis, cada vez que veo sus peleas ( las de Legrá), me sorprendo de la tremenda calidad de este boxeador cubano, incluso las ultimas peleas en las que ya perdió con el mismo Vicente Saldivar o Eder Jofré me convenzo más que es la continuidad de ese boxeo armónico y fluido de Kid Chocolate y seguido más tarde por Adolfo Horta